sábado, 27 de septiembre de 2014

La Macaca

ENTREGA Nº 98  27  DE SEPTIEMBRE DE 2014 

MUJERES QUE DEJARON Y DEJAN HUELLAS EN EL CANTE

                                               -29-

ENRIQUETA DÍAZ “LA MACACA”
Durante el último tercio del siglo XIX  y hasta mediado del XX, destaca en Cádiz una gran bailaora y cantaora de  nombre Enriqueta y de apodo “La Macaca”, casi todos los estudiosos coinciden en señalar a Enriqueta “La Macaca” como una excelente bailaora y excelente cantaora muy  entusiasta de los cantes grandes, los cuales realizaba con genialidad y buen gusto.
El nombre artístico se debió a Miguel Cruz “Macaca” gran cantaor con quién casara Enriqueta y con quien compartiera amén de su vida sentimental, toda su trayectoria flamenca. Con él junto a Pepa Oro, Dolores  “la Bizca”, Carmen “la Pichira”, Carlota Ortega, Juana Ortega, El “Niño Escacena”, El “Niño Elena” o Antonia Gallardo “la Coquinera” actuó  en el mes  de mayo del año 1903 en el Salón Filarmónico de la capital hispalense, aunque poco antes lo hiciera en el sevillano café de Silverio y  en 1905 en el Novedades.

Cuentan que fue una mujer  de extraordinaria belleza hasta el punto que se decía (según Fernando el de Triana)  que daba con su hermosura mucho relieve a su cuadro flamenco,  con el que durante varios años actuara en los distintos café que solían contratarla y que como consecuencia de su belleza en su momento se contó, parece ser en palabras del sevillano Pepe el de la Patrona, que Miguel Cruz, su marido,  fuera a la cárcel por matar a tiros a un hombre porque se metiera con La Macaca,  aunque otros comentaran que  Miguel apuñaló a un hombre por piropear a su mujer y que durante su periodo  en la cárcel Antonio Escribano escribiera "Enriqueta mancilló su honor de hombre, incidencia que le motivó un gran calvario el resto de su vida, acosada por constantes depresiones hasta que la madurez le llevó a la reflexión.”
 En 1935 Fernando el de Triana,  escribió sobre el marido de  Enriqueta “La Macaca : 

"Cantó para bailar, como no cantó nadie mejor, aquellos cantes conocidos por Romera, Mirabrás, La Contrabandista, La tía "Petrola" y Los Caracoles, en el más castizo compás para bailar por alegrías, y no esa monótona lata que disfrutamos hoy por la evolución del tiempo"

"Antes lloraba por verte
 y ahora que solo me veo
beso la tierra mil veces". 


Al no encontrar vídeo alguno que nos recordara a La Macaca me ha parecido oportuno conocer a esta joven, que a mi gusto, canta "tan vieja" estos caracoles.


sábado, 20 de septiembre de 2014

Al Baile...¡La Macarrona!

ENTREGA Nº 97  20  DE SEPTIEMBRE DE 2014 

MUJERES QUE DEJARON Y DEJAN HUELLAS EN EL CANTE

                                               -28-
                                  LA MACARRONA

 LA MACARRONA,  esta gitana del jerezano barrio de Santiago vino a la luz el 3 de mayo de 1870, hermana de María La Macarrona y sobrina de Tío Juan y tío Vicente Macarrón.  Juana Vargas de las Heras pues así es so nombre verdadero está considerada en la historia del baile flamenco como una de las iniciadoras pues ya desde muy joven, a la edad de ocho años, fue contratada en el café de la Escalerilla de la capital hispalense, donde la conoció el Mezcle y de allí pasó,  gracias a él al café malagueño de Las Siete Revueltas de Málaga, donde  actuó durante dos años para pasar luego a Barcelona y más tarde  tras su periplo por los cafés de la ciudad condal volver según nos cuenta el flamencólogo jerezano Juan de la Plata a Sevilla, concretamente al Café de Silverio.  En este conocidísimo café cantante actuó con artistas como: Lamparilla, Juana Antúnez, La Honrá, Salud Rodríguez, La Viuda, Rosario la de Roble, Mariquita Malvio, Antonio El Pintor, El Varea, El Macaco, Fosforito y don Antonio Chacón

      Bailaora de mucho tronío,
      conquisto el mundo entero
           con su arte del mejor poderío,
         siempre estará en el recuerdo
      como la mejor que a nació,
 para representar el baile
          de la historia que se ha tenido.

Compañeros de cartel pero en el café del Burrero fueron Fernanda Antúnez y La Mejorana donde estuvo buenas temporadas intercaladas con actuaciones en el café Romero de Madrid.

Su fama el reconocimiento de su arte traspasó las fronteras española `pues en el año 1889, debutó en el Gran Teatro de la Exposición de París,  para volver de nuevo  en 1912, dando un solo recital, en 1914, en el Café Novedades sevillano, con la Malena, La Sordilla, La Melliza, La Roteña, La Trini, Rita Ortega, La Macaca, La Junquera, El Tiznao y El Ecijano, obtuvo grandes éxitos , igual que  en 1918 en el Kursaal o  en 1923 en el  Salón Variedades.

Con la Antequerana, Faíco, El Estampío, El Mochuelo y Ramón Montoya en el Ideal Rosales de Madrid  realizó el espectáculo “Ases del arte Flamenco”  en el año 1922 y en el veinticinco en Sevilla actuó en la Parrilla del Hotel Alfonso XIII,  En 1926  de la mano del empresario Vedrines realizó una gira por los mejores escenarios españoles, destacando su  actuación  en el Monumental Cinema.

En 1933 participó junto con la Argentinita y otros veteranos artistas en el espectáculo “Las Calles de Cádiz”, recorriendo de nuevo la geografía española desde su presentación en Madrid.

En el teatro San Fernando sevillano en 1946, se le realizó un gran homenaje donde actuaron entre otros artistas como Pepe El Culata, La Malena, y junto a  jóvenes como Naranjito de Triana, Lolita Sevilla y Dolores La Algabeñita,  sin que faltar un poema de Ochaíta, recitada por el actor Rafael Cárdenas.

Fueron innumerables los estudiosos, escritores, poetas, personalidades dentro y 

fuera del mundillo del flamenco los que comentaron sobre la personalidad artística 

de La Macarrona, considerada como una de las más destacadas bailaoras de todos 

los tiempos como ejemplo  Fernando el de Triana,  escribió de ella: 

"Esta es la que hace muchos años reina en el arte de bailar flamenco, porque la dotó Dios de todo lo necesario para que así sea: cara gitana, figura escultural, flexibilidad de cuerpo, y gracia en sus movimientos y contorsiones, sencillamente inimitables. Cuando su mantón de Manila y su bata de cola salen bailando y hace después de unos desplantes la parada en firme para entrar en falseta, queda la cola de su bata por detrás en matemática línea recta; y cuando en los diferentes pasos de dicha falseta tiene que dar una vuelta rápida con parada firme, quedan sus pies suavemente reliada en la cola de su bata, semejando una preciosa escultura colocada sobre delicado pedestal. ¡Esta es Juana la Macarrona! He aquí la mujer más representativa del baile flamenco.” O la publicación del Diario de Cádiz del 12 de enero de 1889 referida a la  declaración del Shah de Persia, quien entusiasmado por el baile de La Macarrona en París, dijo  "Esta graciosa serpiente, es capaz de hacerme olvidar a todas mis almées de Teherán".



sábado, 13 de septiembre de 2014

La huella de los Perrate

ENTREGA Nº 96  13  DE SEPTIEMBRE DE 2014 

MUJERES QUE DEJARON Y DEJAN HUELLAS EN EL CANTE

                                               -27-

                                      LA PERRATA

María Fernández  Granados, La Perrata aunque nacida en Utrera en 1922, casi toda su trayectoria la realiza en Lebrija junto a su marido el tratante de ganado Bernardo Peña. El ser nieta de Perrate  le hizo ser poseedora junto a su hermano Perrate de Utrera de una gran herencia flamenca, puro  legado de Lebrija y Utrera que la supo transmitir a sus hijos y nietos, sobrinos, encontrándose nombres ante señalados como Los Bacán,  los Peña…
                             
María La Perrata  a pesar de dejarnos muy buenas grabaciones, no se dedicó profesionalmente al flamenco, de su madre aprendió los cantes tradicionales que se oían en su casa por donde desfilaban los más grandes maestros del flamencos para escuchar los cantes que guardaba, nombres como sus hijos El Lebrijano o Pedro Peña, sus sobrinos Fernanda y Bernarda, El Turronero, Gaspar de Utrera o Pedro Bacán, pudieron sentir  y aprender  estos primitivos cantes como el caso del mismísimo Antonio Mairena, maestro de los  maestros, quién a menudo  solía acudir  por la casa de los Perrate para conocer de primerísima mano los viejos estilos,  que esta familia gitana atesoraba como jondo legado desde, tal vez antes del abuelo Perrate, primer conocido de esta saga tan flamenca.

La Perrata, se ha comentado muchas veces no fue cantaora que se escuchar fuera de la intimidad familiar o de reuniones de amigos o viejos conocido pero a partir de quedarse viuda, empezó una etapa y se le pudo oír cantar en público dejando incluso registrado su eco en algunas grabaciones como el recopilatorio Grandes cantaores del flamenco y su  colaboración en la serie Rito y geografía del cante
En 1941 fruto de la unión de Pedro Peña y María Fernández  La Perrata, nace en Lebrija Juan Peña el Lebrijano. Aunque con inicios de guitarrista,  de muy joven se da cuenta de sus virtudes como cantaor y los aprendizajes de su madre los va  asimilando poco a poco hasta convertirse en una de las grandes figuras, tal vez la más importante que dio Lebrija. 


Utrera la vio nace 
a la gitana más guapa,
una de sus flamencas 
llamada María la Perrata,
que dios la tenga en gloria
entre todos los grandes,
a la gitana más pura 
que mejor decía el cante,
todas las campanas 
están replicando a gloria,
porque saben que en el cielo 
está la más grande de las gitanas
del cante como  emperaora,
que a nacido en el mundo
y en toda España entera.
En el disco que grabó con sus hijos Pedro al toque y Juan El Lebrijano al cante se puede comprobar ese gran patrimonio que la familia los Peña y Fernández  (Perrate), destacando los romances que madre e hijo realiza así como la pureza de sus bulerías por soleá,
María Fernández,  La Perrata, nos dejó el cinco de febrero de 2005 pero su voz corta pero ágil, doliente y característica del cante femenino que se enmarca en la comarca de Utrero y Lebrijana,  sus estilos tan personales sin  salirse de los cánones de la familia, sus cantes  por  soleares, fandangos o soleá y bulerías propio de la que ha sido una de las cantaoras del más puro cante gitano que se conoce, nos dejó la huella de la continuidad de la saga a través de sus hijos, nietos y sobrinos ya nombrados, que hacen que perduren las formas, las maneras más jonda y primitivas que nuestro arte posee.



viernes, 5 de septiembre de 2014

La Niña de la Puebla


ENTREGA Nº 95  6 DE SEPTIEMBRE DE 2014 

MUJERES QUE DEJARON Y DEJAN HUELLAS EN EL CANTE

                                               -26-

 LA NIÑA DE LA PUEBLA


La cantaora de la voz cristalina, la mujer como diría Manuel Martín Martín, de  la dul­zura luminosa del cante, DOLORES JIMÉNEZ  ALCÁNTARA LA NIÑA DE LA PUEBLA” ha pasado a la historia de nuestra cultura como una de las  la Señoras  más importante de nuestro genuino arte, diría el profesor  Manuel Herrera  de Dolores que “en una época en la que triunfaba el grito, ella era la musicalidad y los matices”.
El 28 de julio de 1908 en la localidad sevillana de la  Puebla de Cazalla nace nuestra cantaora y poco después de nacer tuvo como consecuencia de una desgraciada infección la pérdida de la visión. Cosa que como era natural le marcó desde su infancia pero que no supuso obstáculo alguno para su gran carrera artística.

En La puebla de Cazalla 
que orgulloso están,
de haber tenido a la cantaora
más grande de toda la humanidad
de la historia del flamenco 
que no se podrá jamás igualar,
su ceguera fue como una bendición,
para alúmbranos los caminos
del cante como pura salvación,
siempre la recordaremos
en el cielo y en la tierra,
porque fue una gran emperaora 
Siendo del cante una reina. 


De su madre, natural de Morón de la Frontera, heredó su afición a cantar y de su padre ese afán de superación lema constante a largo de toda su vida, él le escribiría casi todas sus letras que La Niña interpretara por los pueblos de la provincia sevillana quienes se maravillaban de escuchar a la joven alumna de Pepe Marchena, quién sin conocerlo personalmente, fue el cantaor preferido de “la morisca” cómo suelen llamar a los nacido en la Puebla.

Una vez que el maestro de Marchena la conoció se la llevó de gira con su espectáculo haciéndola debutar en el Olimpia de Sevilla en 1931, para más tarde triunfar en el cine Valladares de la capital de España o en el Salón Olimpia madrileño.

Ese mismo año (1932) debutó también en el Teatro Fuencarral, junto a El Carbonerillo y El Corruco de Algeciras y grabó  por primera vez  para la casa Regal, sus conocidos  Campanilleros que tanta fama le diera y que no pararía de cantarlos hasta un mes antes de cumplir los 91 años, concretamente el 14 de junio de 1999, cuando actuando en la Peña Flamenca de Huelva, cayó sobre el escenario y a pesar de las rápidas intervenciones y de los traslados urgentes, nos dejaría víctima de una embolia cerebral.

Sólo faltaba unos días para recibir en Santiago de Compostela la Medalla de Oro de las Bellas Artes de manos del Rey Don Juan Carlos, pero ella pareciera que se quiso despedir antes como apareciera al día siguiente en la prensa, realizando su sueño, en un escenario y cantando por soleares.

La Niña de la Puebla también hizo sus pinitos en el cine, la ceguera nunca fue obstáculo para sus proyectos ya que ella, mujer culta donde las hubiera, fue una apasionada de la literatura pues cada vez que podía adquiría libros en Braille de escritores entre otros como Víctor Hugo, García Márquez, Cortázar, Roa Bastos… y aprender guiones cinematográfico no supuso problemas para ella y así en 1933 participó en la película Madre Alegría, en obras como  Sol y Sombra, de Quintero y Guillén o Cuando la noche es eterna de Diego Isern y Lloset, representándolas en toda España.

Ese mismo año conoció al que más tarde sería su esposo, Lucas Soto Martín “Luquitas de Marchena”, con su marido compartiría la mayoría de los espectáculos junto a los más grandes de su época y en muchos de ellos años más tarde también le acompañó sus hijos Pepa y Adelfa Soto.


 En el año 1986, en Málaga recibió un merecido homenaje, un grandioso espectáculo en el que actuaron El Tiriri, Curro de Utrera, Fosforito, Antonio de Canillas, Barquerito de Fuengirola, José Menese, sus hijos Pepe y Adelfa Soto, y Manolo Carmona entre otros intérpretes.
                          
A partir de ahí le hicieron muchísimos homenajes, pero sin embargo no pudo asistir al que se le dieran en Santiago  de Compostela  con la imposición de la Medalla de Oro de las Bellas Artes pues unos días antes la voz se le quebró, aquella voz tan templada que contrastaba con los timbres rotos del cante desgarra­do.












martes, 2 de septiembre de 2014

La Periñaca


ENTREGA Nº 94  2 DE SEPTIEMBRE DE 2014 

MUJERES QUE DEJARON Y DEJAN HUELLAS EN EL CANTE

                                           -25-

                            TÍA ANICA LA PIRIÑACA


“Cuando canto a gusto me sabe la boca a sangre”

Cuando leemos esta expresión, automáticamente nos viene al recuerdo la voz flamenca, tal vez, de más pureza que el cante jondo ha dado, la voz de Tía Anica la Piriñaca, la flamenca jerezana que mejor nos ha transmitido los cantes de Frijones o de tío José de Paula.


                                     


Nació Ana Blanco Soto, que así es su nombre en el barrio  jerezano de Santiago el 11 de abril de 1899 y ya desde su infancia escuchó a los viejos maestro pues siendo joven solía acudir a pesar de su época campesina a varias reuniones o fiestas flamencas  a las que se le invitada y donde se podría comprobar el dominio que  tenía para realizar  los cantes de soleá o siguiriya y sobre todo la influencia que en estos palos jondo tenía del gran maestro jerezano Tío José de Paula.



Jerez siempre la recordara
a Tía Anica la Piriñaca
cantando por Soleá
como todos los cantes
de su tierra que tanto
Arte le supo dar,
la guitarra suena y llora
de no poder de nuevo
tocarle a su emperaora,
todo sé ha perdido
ya no se oye nada,
ni los trinos de los pájaros
que en los árboles cantaban,
murieron sus grandes maestros
y ya nadie sabe nada,
como fueron aquellos grandes,
que en su Jerez cantaban,
como aquella gitana
que tía Anica le llamaban.


No obstante y a pesar de empezar muy joven a cantar, nunca lo hizo de manera profesional hasta  después de enviudar y sobre todo por la insistencia de uno los más grandes maestro como fue Don Antonio Mairena, quién solía y a escuchar sus cantes primitivos, jondo, sus tercios   (cómo a ella le gustaba) "rama de negro de los faraones" ( tronco negro del Faraón ) o los Egyptanos. Y quién la contratara para grabar junto al tocaor jerezano Manuel Morao  en La Antología del cante flamenco y gitano, fue la primera vez que grabó en discos.



                           

Tía Anica La Piriñaca,  con toda seguridad la última voz flamenca de más pureza flamenca fue como se ha dicho en muchas ocasiones la flamenca  de los pies a la cabeza con el cante más puro y gitano y  a pesar que nos dejara  en el 1.987, en Jerez donde vivió toda su vida y en toda la geografía flamenca se le recuerda y recordará como la cantaora que verdaderamente “Cuando cantaba a gusto me sabía la boca a sangre.”